Alberto
Cubero
(Madrid,
1972)
Ha publicado
los poemarios “Pájaros de
granito” (Legados ediciones, 2008), “La textura metálica del dolor”, junto a
Leandro Alonso, escultor, (editorial El sastre de Apollinaire, 2011), , “Hendidura”
(editorial Devenir, 2014), “Tránsitos” (editorial Evohé, 2017) y la plaquette
“In-diferencias” (ediciones HG, 2016), así como los ensayos “El acto poético
como expresión límite de lo inefable” (Cuadernos del matemático, 2013), “Poesía
e inconsciente: relaciones entre poesía y psicoanálisis” (Cuadernos del
matemático, 2014), y “Qué entendemos
por entender la poesía” (editorial Escolar y Mayo, 2017).
Ha participado en las antologías “La república de la imaginación” (Legados
ediciones, 2009), “Voces del extremo” (editorial Amargord, 2014) y “Odisea
Poética” (Legados ediciones, 2016).
Es profesor de talleres de escritura creativa y escritura terapéutica
desde el año 2010. En los
últimos años, se ha interesado especialmente en la potencialidad terapéutica
de la palabra escrita. Llevado por este interés surgieron proyectos
de escritura terapéutica para personas con trastorno psicótico y para mujeres
víctimas de violencia de género, así como los ensayos “La delgada línea en el
tránsito desde el Yo hacia el Otro en relación con la persona” (revista AMSM, 2013),
junto a la terapeuta Ana Abad, y “La mirada creativa del otro” (revista TOG, 2014),
junto a Ana Abad y Mariano Hernández, psiquiatra.
Colabora en
diferentes revistas especializadas en poesía y crítica literaria, entre las que
cabe destacar “Cuadernos del matemático”, “Ábaco”, “Viento Sur”, “La Galla
Ciencia” y “Tendencias 21”.
Son
habituales sus colaboraciones con otros artistas: con el escultor Leandro
Alonso (el poemario “La textura metálica del dolor”, la exposición “Tránsitos” y
el poemario “Tránsitos”), con la fotógrafa María Jesús Velasco (la proyección “Cuerpo
de sombra” y la exposición “Fragmentación del límite”) y con la escultora Marta
Sánchez Luengo (texto para el catálogo de la exposición “A mi tran tran”). Fue miembro,
durante varios años, del Centro de Arte y Pensamiento contemporáneos CRUCE, así
como coordinador del espacio de poesía “Al norte del porvenir”, en Radio
Villalba.
¿De
qué le salva la poesía?
Cuando
menos, del resplandor de la superficie.
¿Un
verso para repetirse siempre?
Si
me permite, dos: “la rebelión consiste en mirar una rosa / hasta pulverizarse
los ojos”.
¿Qué
libro debe estar en todas las bibliotecas?
Cartas a un joven poeta.
Amor,
muerte, tiempo, vida…, ¿cuál es el gran tema?
No creo que la cuestión
fundamental en poesía sea el tema, sino el trabajo que se hace con la palabra.
¿Qué
verso de otro querría haber escrito?
Ninguno. Cada poeta ha de escribir sus propios versos.
¿Escribir,
leer o vivir?
Escribir
y leer forman parte de una manera de experimentar la vida.
¿Dónde
están las musas?
En
la oquedad que dejan las pérdidas que sufrimos desde que somos arrojados a esta
existencia.
¿Qué
no puede ser poesía?
La
palabra banal.
¿Cuál
es el último poemario que ha leído?
“Exilium”, de María Negroni.
Si
todos leyéramos versos, el mundo…
Sería una maravillosa locura.
Tres
autores para vencerlo todo.
No
sé si para vencerlo todo, al menos sí para respirar: Paul Celan, Alejandra
Pizarnik, Antonio Gamoneda.
¿Papel
y lápiz, teclado o smartphone?
Papel
y lápiz siempre encima. El teclado, sí, pero puede esperar, como el cielo.
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