domingo, 21 de enero de 2018

ALBERTO CUBERO

Alberto Cubero
(Madrid, 1972)


Ha publicado los poemarios “Pájaros de granito” (Legados ediciones, 2008), “La textura metálica del dolor”, junto a Leandro Alonso, escultor, (editorial El sastre de Apollinaire, 2011), , “Hendidura” (editorial Devenir, 2014), “Tránsitos” (editorial Evohé, 2017) y la plaquette “In-diferencias” (ediciones HG, 2016), así como los ensayos “El acto poético como expresión límite de lo inefable” (Cuadernos del matemático, 2013), “Poesía e inconsciente: relaciones entre poesía y psicoanálisis” (Cuadernos del matemático, 2014), y “Qué entendemos por entender la poesía” (editorial Escolar y Mayo, 2017).

Ha participado en las antologías “La república de la imaginación” (Legados ediciones, 2009), “Voces del extremo” (editorial Amargord, 2014) y “Odisea Poética” (Legados ediciones, 2016).

Es profesor de talleres de escritura creativa y escritura terapéutica desde el año 2010. En los últimos años, se ha interesado especialmente en la potencialidad terapéutica de la palabra escrita. Llevado por este interés surgieron proyectos de escritura terapéutica para personas con trastorno psicótico y para mujeres víctimas de violencia de género, así como los ensayos “La delgada línea en el tránsito desde el Yo hacia el Otro en relación con la persona” (revista AMSM, 2013), junto a la terapeuta Ana Abad, y “La mirada creativa del otro” (revista TOG, 2014), junto a Ana Abad y Mariano Hernández, psiquiatra.

Colabora en diferentes revistas especializadas en poesía y crítica literaria, entre las que cabe destacar “Cuadernos del matemático”, “Ábaco”, “Viento Sur”, “La Galla Ciencia” y “Tendencias 21”.

Son habituales sus colaboraciones con otros artistas: con el escultor Leandro Alonso (el poemario “La textura metálica del dolor”, la exposición “Tránsitos” y el poemario “Tránsitos”), con la fotógrafa María Jesús Velasco (la proyección “Cuerpo de sombra” y la exposición “Fragmentación del límite”) y con la escultora Marta Sánchez Luengo (texto para el catálogo de la exposición “A mi tran tran”). Fue miembro, durante varios años, del Centro de Arte y Pensamiento contemporáneos CRUCE, así como coordinador del espacio de poesía “Al norte del porvenir”, en Radio Villalba.


¿De qué le salva la poesía? 
Cuando menos, del resplandor de la superficie.

¿Un verso para repetirse siempre? 
Si me permite, dos: “la rebelión consiste en mirar una rosa / hasta pulverizarse los ojos”.

¿Qué libro debe estar en todas las bibliotecas? 
Cartas a un joven poeta.

Amor, muerte, tiempo, vida…, ¿cuál es el gran tema? 
No creo que la cuestión fundamental en poesía sea el tema, sino el trabajo que se hace con la palabra.

¿Qué verso de otro querría haber escrito? 
Ninguno. Cada poeta ha de escribir sus propios versos.

¿Escribir, leer o vivir? 
Escribir y leer forman parte de una manera de experimentar la vida.

¿Dónde están las musas? 
En la oquedad que dejan las pérdidas que sufrimos desde que somos arrojados a esta existencia.

¿Qué no puede ser poesía? 
La palabra banal.

¿Cuál es el último poemario que ha leído? 
“Exilium”, de María Negroni.

Si todos leyéramos versos, el mundo… 
Sería una maravillosa locura.

Tres autores para vencerlo todo. 
No sé si para vencerlo todo, al menos sí para respirar: Paul Celan, Alejandra Pizarnik, Antonio Gamoneda.

¿Papel y lápiz, teclado o smartphone? 
Papel y lápiz siempre encima. El teclado, sí, pero puede esperar, como el cielo.




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