Natasa Lambrou
(Atenas,
1971)
Es licenciada en Lengua y Cultura Españolas por la Universidad Abierta de
Grecia, con posgrado en Traducción, Comunicación y Mundo Editorial por la
Universidad Aristóteles de Tesalónica. Asistió al taller de traducción (de griego
a español) en el Instituto Cervantes y ha participado en muchos talleres de
traducción (de español a griego). Escribe microrrelatos en español, muchos de
los cuales se han publicado en revistas electrónicas y en publicaciones en
España y Rabat. Colabora con revistas españolas y griegas traduciendo poesía y
relatos. Su último libro es la antología poética de Raúl Zurita, titulada POEMAS (edición
bilingüe, castellano-griego, con la colaboración del traductor y poeta griego
Stelios Hourmouziadis). Es colaboradora habitual de La Galla Ciencia como traductora de poesía.
¿De qué le salva la poesía?
La poesía le
puede salvar a uno del tedio, de la vida cotidiana, de todo eso que nos hace
pensar que el mundo es muy común. Cuando regreso del trabajo por las tardes, la
poesía me salva del
cansancio y me ayuda a organizar mis pensamientos.
¿Un verso para repetirse siempre?
¡Un verso
sólo! Es difícil elegir… Tengo dos. Lo
que me emocionó mucho y ha quedado grabado en mi memoria es del soliloquio de
Segismundo: “toda la vida
es sueño…”, me parece que este verso es la quintaesencia de toda la poesía. En
nivel aún más personal, el verso de José María Álvarez “La brisa de la noche me
pone melancólico” es lo que siempre repito porque, de veras, las noches del
verano, cuando hay esta leve brisa, siempre me pongo melancólica. Pienso en los
momentos pasados, en el “tempus fugit” y en todo lo que esas palabras pueden
significar para mí.
¿Qué libro debe estar en todas las
bibliotecas?
Me parece
que la obra completa de Kavafis no debe faltar de ninguna biblioteca. Kavafis,
no porque es griego, sino porque es una figura universal que ha influido y
sigue influyendo a muchos contemporáneos, es una lectura obligatoria.
Amor, muerte, tiempo, vida…, ¿cuál es el
gran tema?
La vida y la
muerte, el amor, el dolor y el tiempo se entrelacen en todos los grandes
poetas. Pero, me parece que el amor es lo que destaca. La vida proviene del
amor; la muerte, a veces, se
causa por el amor; el tiempo pasa, o no pasa, y eso depende del amor. Porque
cuando amamos, el tiempo se nos pasa por entre los dedos sin cesar. Y no es
sólo el amor erótico, hay el amor patriótico en los poetas comprometidos, el
amor maternal…
¿Qué verso de otro querría haber escrito?
“Ante mí
miro mis velas encendidas”, un verso del poema Velas de Kavafis es lo que sí
quería haber escrito. Me encanta esta imagen de las velas encendidas y
apagadas, de la vida que se va como si fuera una vela tierna y elástica al
principio, pero horrorosa y dura cuando se acerca el final de la vida; una vela que va apagándose
para marcar la muerte de la persona amada.
¿Escribir, leer o vivir?
Escribir es
crear, “El poeta es un pequeño Dios” decía Huidobro. Y como Dios, el poeta
crea, da a luz. Este verso no es nada arrogante, es la verdad. Cada autor, ya
sea poeta o no, es un creador y en este sentido da a luz. Así que escribir es
vivir. Leer, por otra parte, significa tener la sensibilidad de entender lo
escrito, de crear imágenes y vivir dentro de ellas. Lo mejor sería vivir para escribir y leer.
“Nulla dies sine linea” es el motor que siempre tengo en mente. No dejar que
pasen los días sin escribir o leer algo, aunque sea una sola línea.
¿Dónde están las musas?
Las musas
están en la vida, en una mirada, en un gesto… Casi todos los autores tienen una
musa. No es necesario que sea una persona hermosa, educada o extraordinaria. La
musa puede ser un individuo humilde que lucha por su vida, que inspira al autor
y conversa con él.
¿Qué no puede ser poesía?
Todo puede
ser poesía, si el poeta lo decide así. Sin pensar mucho, me acuerdo de un poema
de Pablo Neruda, “Walking around”. Es un poema muy conocido del chileno. En la
enumeración caótica de los últimos versos del poema (“Yo paseo con calma, con
ojos, con zapatos…”, “calzoncillos, toallas y camisas que lloran lágrimas
sucias”) salen palabras cotidianas, antipoéticas podríamos decir, pero Neruda
les dio un sentido totalmente diferente. Con esos calzoncillos y esas toallas
Neruda creó poesía.
¿Cuál es el último poemario que ha leído?
A causa de
mi trabajo me envían muchos poemarios, casi cada semana. El último que he leído
es de un poeta griego Paskalis Papavasilou. Es uno de los primeros poetas que
traduje para La Galla Ciencia, un poeta amoroso y tierno. Su último poemario se
titula “Deseos del ayer”. Además, tengo los dos que traduzco para mi próxima
edición en Grecia, los cuales no se me permite decir títulos o nombres todavía.
Si todos leyéramos versos, el mundo…
Sería más
hermoso. Parece un tópico, pero es la verdad.
Tres autores para vencerlo todo.
En orden
alfabético:
José María
Álvarez, por su amor por la cultura clásica; Konstantinos Kavafis, simplemente
por ser Kavafis; y Raúl Zurita, por su pasión.
¿Papel y lápiz, teclado o smartphone?
¡Ja, ja! Ha
llegado el momento… Prefiero las cosas más tradicionales como el papel y el
lápiz. Tengo un montón de cuadernillos y libros en mi mochila. Siempre saco papeles y bolígrafos para tomar
notas o seguir con una traducción que había dejado en la mitad. Sin embargo, el
smartphone es un invento increíble. Hace poco escribía un artículo y, de
repente, me salió el título mientras conducía. Lo grabé y ya está.
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